En el pintoresco pueblo de Mora, una casa señorial del siglo XIX fue reconvertida en un hotel con encanto. Dieciséis habitaciones luminosas resaltan la arquitectura noble, un jardín de flores ofrece un refugio con vista a la llanura y un servicio de mayordomo incomparable brinda experiencias personalizadas memorables.
Aquí, donde el tiempo tiene un significado especial, hace falta tiempo para descubrir una tierra rica en historia, gastronomía y tradiciones centenarias.
Originarias de China y Japón, estas hermosas flores, que dan nombre a nuestra casa, son de un color violeta casi azul. El lila es el color de la espiritualidad, la paz y la serenidad. Un color que va de la mano de nuestra filosofía de “tomar el tiempo” y “degustar el tiempo” en nuestra casa alentejana.